Competir y compartir

 Este fin de semana vivimos una linda jornada en el box. Celebramos los 6 años del proyecto de Las Condes. Un proyecto que costó de sobremanera levantar. Un proyecto que nació al alero de Acción CrossFit Providencia, un box que en esos minutos estaba en lo más alto. Con la responsabilidad de replicar el éxito de su “hermano mayor”, el proyecto comenzó en 2019, un 14 de octubre, apenas cuatro días antes de un evento que cambió para siempre nuestro país. Recién inaugurado el box, nos tocó vivir el famoso “Chile despertó”.

Por Daniel Dobbs



Antes de la inauguración ya habíamos tenido un problema enorme que puso en peligro todo el inicio. Fuimos estafados durante la construcción del galpón. A un mes de iniciado el proyecto, el encargado de levantar el espacio desapareció con la mitad del dinero y no supimos más de él. Tuvimos que adaptarnos. Quienes entrenaron con nosotros en esos primeros meses recordarán esa época de la carpa. Decidimos cubrir la mitad del box con una lona y comenzar las clases ahí, mientras en la otra mitad se trabajaba a toda máquina para terminar el galpón. Finalmente logramos inaugurar en la fecha comprometida. Lo de la carpa parecía un detalle, nada grave. Pero a los pocos días llegó el segundo golpe.

El 18 de octubre llenó de incertidumbre a todo el país. Pasamos semanas sin entender qué iba a pasar. Todas las proyecciones del negocio se desmoronaron. Ya no se trataba de crecer, sino de resistir. Tuvimos una baja importante en todas nuestras sucursales, y la recién inaugurada apenas podía sostenerse. Así pasaron los primeros dos meses. Recién en enero comenzamos a ver algo de calma. En febrero, la efervescencia bajó, y marzo se veía como el mes del repunte. Parecía que, al fin, podríamos respirar. Pero no sabíamos lo que se venía.

El 17 de marzo del 2020 fue, sin exagerar, un día nefasto. Recuerdo claramente la sensación de tomar la decisión de cerrar los tres boxes “hasta nuevo aviso”. Aún no había una orden formal, pero nos adelantamos. Al día siguiente comenzaron las restricciones, los cierres, y nuestra vida cambió por completo. ¿Y el proyecto de Las Condes? Seguía tambaleando, golpe tras golpe, sin lograr estabilizarse.



Lo que vino después fue una etapa oscura. El box permaneció cerrado por ocho meses. Reabrimos recién en diciembre de ese año, armando nuevamente el equipo y tratando de dar clases con todas las restricciones posibles. Era un esfuerzo titánico. A veces podíamos funcionar, a veces no. Las fases cambiaban cada semana, y con ellas nuestras posibilidades. Era un ir y venir que, visto en retrospectiva, parece casi una comedia absurda, pero en ese momento se sentía como una pesadilla interminable.

Junio de 2021 marcó un punto de inflexión. Finalmente pudimos decir que Acción Las Condes abría sus puertas para quedarse. Desde ese momento no hemos vuelto a detenernos. Si miro hacia atrás, podría decir que “perdimos dos años”. Pero no lo creo así. Esos dos años nos forjaron. Nos enseñaron a resistir, a adaptarnos, a encontrar la forma de seguir adelante. Nos demostraron que no importa cuántos golpes reciba este proyecto, siempre habrá una manera de levantarse. Nunca bajamos los brazos.



El sábado fue una jornada especial. Una verdadera celebración del esfuerzo colectivo. Vi a personas que han cambiado y sé que Acción ha sido parte de ese cambio. Vi cómo influimos de manera positiva en las vidas de quienes nos rodean. Aunque el evento tenía tintes de competencia, lo que más se respiraba era compañerismo. Vi hermanos entrenando juntos, parejas disfrutando, amigos apoyándose, compañeros empujándose unos a otros. Lo que presencié fue una demostración pura de lo que somos: un grupo de personas que se hacen más fuertes juntas.

El proyecto de Acción Las Condes sigue vivo gracias a eso: al compromiso, al cariño, y a la comunidad que lo sostiene. Por cada persona que ha pasado por este espacio, que ha encontrado aquí motivación, conexión, amistad o crecimiento. No ha sido fácil, pero lo del sábado nos recordó algo esencial: sí podemos, sí importamos, sí generamos impacto. Eso explica por qué seguimos de pie.




No sé cuántos cumpleaños más de Acción Las Condes celebraré, pero tengo la convicción de que este es un proyecto que luchará hasta el final. Así lo ha demostrado una y otra vez. Cada obstáculo, cada desafío, cada caída nos ha hecho más fuertes, más humanos y más unidos.

Acción Las Condes no nació en tiempos fáciles, y tal vez por eso sigue viva. Porque está hecha de personas que aprendieron a resistir, a adaptarse y a creer. Porque este proyecto no es un gimnasio: es una comunidad que eligió seguir, incluso cuando todo decía que no se podía.

Feliz cumpleaños, Acción Las Condes. Que vengan muchos más.

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