El fitness como prioridad
Esta semana terminé un libro bien entretenido que se llama Fitness First. Habla sobre estrategias para poner nuestra salud como prioridad en la vida, con el objetivo de vivir mejor. Y eso me dejó pensando en un tema complejo: nuestras prioridades.
Por Daniel Dobbs
¿Por qué es tan difícil priorizar lo importante?
En teoría, suena simple. Le preguntas a alguien cuáles son sus prioridades y te lo puede decir al tiro: la salud, la familia, el bienestar. Pero en la práctica, eso rara vez se refleja en cómo vivimos.
Y ahí está la trampa. Somos animales con capacidad de razonar. Nuestro cuerpo y cerebro están diseñados para responder al corto plazo: lo inmediato, lo que da gratificación ahora. Pero también somos capaces de planificar, de mirar hacia el futuro. El problema es que esa tensión entre lo urgente y lo importante nos cuesta.
Todos hemos dicho “el lunes empiezo”. Imaginamos el futuro ideal, sentimos la motivación… pero llega el lunes y no pasa nada. Nos convencemos de que esta vez sí, pero algo vuelve a interponerse. Queremos ordenar nuestras prioridades, preocuparnos de nuestra salud, sentirnos con más energía… pero no logramos sostenerlo.
¿Por qué?
Porque actuamos más como animales que como estrategas. Y porque, aunque tengamos buenas intenciones, el entorno que nos rodea no está diseñado para ayudarnos. Por eso es clave diseñar el entorno y los hábitos para que nuestras decisiones estén alineadas con lo que decimos que es importante. Debemos entender como funcionamos, que nos mueve, para ir en la dirección que queremos.
Bueno, en todo este tiempo dedicado al fitness les puedo decir que hay muchas cosas que si funcionan. Así que en vez de enfocarme en que hacer, vamos a repasar algunos errores que sigo viendo en el día a día.
1. Tratar de arreglar todo de una.
Sales de un periodo “oscuro” y decides que ahora sí: vas a comer bien, entrenar todos los días, dormir 8 horas, dejar el azúcar, el alcohol y además meditar. Lo siento, es no funciona. Es demasiado esfuerzo de golpe. Parte de a poco, con un hábito a la vez, y ajusta tus expectativas. Por sobre todo, ajusta tus expectativas.
2. Dejar el entrenamiento para “cuando tenga tiempo”.
Ese tiempo libre no va a aparecer mágicamente. Entrenar tiene que estar agendado, como una reunión importante. El mejor momento para los ocupados: a primera hora. El mejor entrenamiento: el que se hace.
3. Contar las horas de fitness.
No necesitas una hora de gimnasio para mejorar tu salud. 15 o 20 minutos bien usados bastan para generar un cambio. Moverse un poco cada día es mucho mejor que intentar “compensar” con maratones de ejercicio que nunca llegan.
4. Hacerlo solo.
El fitness es más llevadero y divertido en comunidad. Un coach, un amigo, un grupo: compartir la experiencia ayuda a sostener el hábito. Comparte el fitness con tu círculo cercano, el viaje se hará más llevadero y se pueden apoyar en el proceso.
5. Rendirse por una mala semana.
Te saltaste un día. Tuviste una mala semana. No importa. No botes todo por la borda. Lo importante es volver. No se trata de hacerlo perfecto, se trata de hacerlo posible.
Poner el fitness como prioridad en tu vida es simple, pero no es fácil. No porque no sepas lo que tienes que hacer, sino porque cuesta sostenerlo. Si quieres que tu salud esté realmente entre tus prioridades, parte preguntándote:
¿Por qué quiero esto? ¿Qué me mueve? ¿Quién quiero ser?
Esas respuestas son tuyas. Pero si necesitas ayuda, pide ayuda. No estás solo.
Muévete. Hazlo con intención. Hazlo por ti.
Comentarios
Publicar un comentario