Un espacio para la familia
La semana pasada, como ya es costumbre, tomé mi clase de pesas junto a mi hija Sofía. Este año, por horarios, coincidimos para entrenar juntos una vez por semana. Y aunque sea al final del día (para nada mi hora favorita para entrenar), debo decir que es mi clase favorita de toda la semana.
En esa hora puedo verla interactuar, reír, esforzarse, incluso mañosear y siempre terminar con una sonrisa y un abrazo. Sofía está atravesando la preadolescencia, una etapa compleja, y este espacio se ha convertido en un ritual que nos acerca, que busco atesorar.
El lunes pasado, además, vi algo que me marcó. En la clase de las 18:30 había un papá entrenando con su hijo, una mamá con su hija, y en el otro lado del box, un hijo entrenando con su mamá. Personas cansadas, cumpliendo, transmitiendo valores desde el ejemplo. Me quedé pensando,
¿Cómo hago para que estas imágenes se repitan?
Porque muchas veces escucho la frase “no entreno por mis hijos”. Lo entiendo: ser padre/madre consume tiempo y energía. Pero, ¿y si lo usamos como oportunidad para conectar? ¿Para mostrar con el ejemplo que el movimiento es parte de la vida?
Hoy en día los niños tienen cada vez menos espacios para moverse. Qué importante sería que los centros de entrenamiento asuman el rol de ayudar a construir hábitos desde la familia. Y no sólo hablo de padres e hijos: entrenar en pareja es otro acto de cuidado mutuo. Es un compromiso de salud, de esfuerzo conjunto, de mantener nuestra autonomía toda la vida.
Desde hace tiempo sueño con que Acción sea un espacio para la familia. Un lugar donde distintas generaciones crezcan alrededor de la salud física y mental. Este fin de semana intentamos algo en esa línea: la convocatoria fue baja, pero por unas horas el box se llenó de risas, saltos y juegos.
Transformar algo tan individual como el fitness en algo colectivo y familiar no es fácil. Pero si logramos poner a la familia en el centro, el esfuerzo valdrá la pena.
Una comunidad es un grupo de personas que se compromete a crecer juntas.
El movimiento, cuando se comparte, se multiplica.
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