El movimiento es salud, la inacción es debilidad
Cuando entro a la sala de Kine no veo a nadie. El silencio reina entre las bandas elásticas, las colchonetas y las mancuernas. Me pregunto si me habré equivocado de hora. Entonces veo a Gregory sentado en una de las bancas a mi izquierda. Su saludo amigable ya me alivia un poco.
Por Psicólogo Juan Sanguesa
Después de una breve evaluación, Gregory identifica con precisión el origen de la molestia que me ha estado acompañando los últimos días: el romboide derecho. Inmediatamente comenzamos a trabajar con ejercicios de movilidad y fortalecimiento.
Llegando al final de la sesión pregunto: ¿Debería pausar el entrenamiento hasta estar completamente recuperado?
Su respuesta es tan clara como enfática:
"Es mejor seguir entrenando, porque cada día que no entrenas tu cuerpo va perdiendo las capacidades que has desarrollado hasta ahora”.
Esta respuesta me hace reflexionar sobre algo fundamental: las cosas se resuelven en movimiento, actuando. El cuerpo humano no está diseñado para la quietud sino para la acción constante.
Nuestro cuerpo es nuestro vehículo más importante en esta vida. Y como cualquier vehículo, requiere mantenimiento constante, combustible adecuado y también descanso para funcionar de forma óptima.
El sedentarismo—ese estado de inactividad prolongada que caracteriza a tantos en la vida moderna—es comparable a dejar un auto estacionado durante meses: los fluidos se espesan, las piezas se oxidan, las baterías se agotan. Nuestro cuerpo, infinitamente más complejo que cualquier máquina fabricada por el hombre, sufre un destino similar cuando no lo ponemos en movimiento.
Este escenario me enfrenta a la realidad biológica y corporal de nuestra existencia, sometida a innumerables factores y condiciones que no podemos controlar…
Pero también me hace recordar que hay factores que SÍ podemos controlar (o al menos influir a nuestro favor).
El nivel de actividad física que sostenemos a lo largo del tiempo es uno de esos factores.
Los dos caminos
Como yo lo veo, acá tenemos 2 caminos fundamentales que podemos elegir:
Dolores, Molestias y Debilidad: El camino de la inacción, donde buscamos evitar toda incomodidad. Al principio, naturalmente sentiremos alivio al eludir el esfuerzo físico. Pero este alivio es una ilusión temporal. Con el tiempo, la pérdida insidiosa e inexorable de capacidades físicas y mentales nos acercará cada vez más a la fragilidad, la dependencia médica y, finalmente, a una peor calidad de vida.
Dolores, Molestias y Fortaleza: El camino del movimiento, donde abrazamos la incomodidad como parte necesaria del crecimiento. Este camino implica enfrentar resistencia y superar limitaciones, físicas y mentales. La recompensa es valiosa: mayor independencia, capacidad funcional, mejor salud, más energía y vitalidad.
Cada repetición, cada entrenamiento, cada gota de sudor nos acerca más a la versión más fuerte y saludable de nosotros mismos.
Hay un párrafo del libro "Learning to Breathe Fire", que me inspira a elegir el camino del movimiento. En el primer capítulo, J.C. Hertz describe su experiencia de un WOD muy intenso:
"Es una lucha física y psíquica: nervios, músculos y voluntad en un lado, y la gravedad en el otro. Estás luchando contra la gravedad, combatiendo todas las horribles inevitabilidades: deterioro, decrepitud, la propia muerte—con toda la fuerza de la que puedes hacer acopio."
¡Eso! ¡Estamos luchando contra la propia muerte!
Y aunque sabemos cuál va a ser el resultado final de esa batalla, cada día que entrenamos estamos tomando una decisión sobre el tipo de vida que queremos llevar mientras sigamos respirando.
No sé tú, pero a mí me dan ganas de ir a entrenar con solo pensar en esto.
El Cuerpo en Movimiento se Transforma
El cuerpo humano posee una capacidad asombrosa para adaptarse. Esta adaptabilidad es un regalo evolutivo, pero viene con una condición: responde a las demandas que le imponemos.
Si le exigimos fuerza, nos devuelve músculos más fuertes. Si le pedimos resistencia, nos da un corazón más eficiente. Si demandamos agilidad, nos recompensa con mejor coordinación.
Pero el reverso también es cierto: si no le exigimos nada, gradualmente nos quita lo que no usamos. Es una ley biológica implacable: "úsalo o piérdelo".
Por eso, cada entrenamiento no es solo un momento de esfuerzo, sino una negociación con nuestro propio cuerpo sobre lo que queremos conservar y desarrollar para el futuro.
La Comunidad: Nuestro Mayor Apoyo
Otro factor crucial que distingue esta forma de entrenamiento es la comunidad. Un estudio publicado en The Journal of Strength and Conditioning Research encontró que el entorno social del CrossFit era un factor primordial en el entrenamiento de largo plazo, con el 70% de los miembros mencionando la comunidad como razón principal para continuar con el entrenamiento [1].
En Acción, no entrenas solo—entrenas junto a personas que te impulsan y celebran tus logros. La comunidad hace que el ejercicio deje de ser una obligación y se transforme una experiencia compartida que esperamos con ansias.
Cuando aparece la fatiga o la motivación se desinfla, la energía del grupo nos recuerda por qué elegimos el camino del esfuerzo.
Acción: Tu Plan Preventivo
Cada clase en Acción es más que un simple entrenamiento—es una inversión en tu salud futura. Mientras otros esperan a enfermarse para actuar, tú estás construyendo defensas, fortaleciendo sistemas y previniendo problemas antes de que aparezcan.
En un mundo donde el sistema de salud está diseñado para reaccionar ante la enfermedad, tú te estás haciendo cargo de tu bienestar de forma proactiva.
Cada Día Más Fuerte, Cada Día Más Sano
El movimiento es salud, y la salud es el resultado de nuestras acciones diarias. Cada día que vienes a Acción, estás eligiendo ser un poco más fuerte, un poco más capaz, un poco más sano que ayer.
La próxima vez que sientas esa resistencia a moverte, recuerda: estás eligiendo tu camino. Y en esa elección constante entre la comodidad momentánea y el desarrollo continuo se define gran parte de tu calidad de vida presente y futura.
En Acción, tu plan preventivo de salud, entendemos que el verdadero cambio ocurre a través del movimiento consistente. No esperamos a que las cosas mejoren por sí solas—actuamos para transformarlas.
Referencias: [1] Whiteman-Sandland, J., Hawkins, J., & Clayton, D. (2017). The role of social capital and community belongingness for exercise adherence: An exploratory study of the CrossFit gym model. Journal of Strength and Conditioning Research, 32(5), 1361-1370.
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