Acción, un espiral de cambios

 Hace unos días atrás dos de nuestros becados terminaron con sus 9 meses de entrenamiento en el box. Es por esto que me parece un excelente momento para recordar porque lo hacemos y que buscamos lograr con esto. De cierta forma, el escribir de esto, me ayuda a reforzar mis convicciones.



El programa de becados es una evolución de lo que antiguamente era nuestro programa XL. ¿Qué era esto? Un programa que invitaba a personas con obesidad o sobrepeso a incorporarse a la actividad física. La idea era mostrarles que el CrossFit es para todos y ,como el adherir a un programa de entrenamiento puede ser un gatillante de una mejor calidad de vida en el largo plazo.

Buscamos que, a través de la actividad física y conexiones humanas, se logre impactar, se logre el primer paso en un espiral de cambios que lleve a la personas a incorporar mejores hábitos y cambiar su vida. En el papel sonaba lindo. En la práctica tuvimos variados resultados.

Durante los años que duró el programa, si mal no recuerdo fueron 3 versiones, intentamos distintos métodos. La primera generación, que fue la más exitosa, simplemente la llevamos a cabo. No sabíamos muy bien cómo hacerlo pero decidimos lanzarnos. Eran 5 becados y creo que casi todos terminaron el programa. Un par siguió entrenando después de terminada la beca y pudimos observar cambios tangibles en las personas, al menos durante el tiempo que entrenaron con nosotros. 

No tuvimos resultados tan alentadores al repetir la experiencia. Algunos abandonaban al comenzar el programa, lo que nos llevó con el tiempo a tratar de refinar el proceso de selección. Se fue generando una especie de búsqueda por asegurar el éxito. Mi equipo, en ese tiempo, empezó a resentir los resultados del programa, que no eran tan exitosos como esperábamos.

Es complejo medir el éxito del programa. Pero si debemos ser precisos, tuvimos muchos fracasos en las primeras versiones. Pese a que tratamos de mejorar nuestros procesos de selección y fuimos aprendiendo de nuestros errores, todo eso no lograba asegurar el éxito del programa. Esto llevó a que se empezara a generar una sensación de desconfianza, una visión negativa hacia el programa. Escuchaba cosas como “¿para qué perdemos el tiempo?”, “¿por qué hacemos esto si no valoran nuestro trabajo?”., “las personas no valoran las cosas gratis”.

Lo cierto es que es poco lo que controlamos de esta iniciativa y mucho recae en el otro. Ese es el punto dónde aparece la confianza, dónde no queda más que confiar en los otros.

Luego de la pandemia fuimos tratando de recuperar y volver a levantar nuestro proyecto. Uno de los programas que quería retomar era XL. Lo primero que hicimos fue cambiarle el nombre para tratar de no ofender a nadie, pero además queríamos hacerlo extensivo a otro tipo de problemática. No solo encerrarnos en la obesidad y sobrepeso, queríamos también ayudar a quienes lo estaban pasando mal con temas de salud mental o simplemente atacar a quienes pudiésemos tenderle una mano con lo que hacemos. Luego decidimos hacer otro cambio.

En vez de trabajar en el proceso de selección pondríamos las becas a disposición de nuestros alumnos. ¿La idea? Simple: Que la personas que tomaran la beca se comprometieran también con aquel que lo trajo. La idea era estrechar el vínculo y que el becado tuviera un “sponsor” interno dentro del programa.

Por otro lado la idea era dar agilidad al programa. Es decir si uno fallaba en el camino se volvía a poner a disposición la beca. De esta forma estábamos constantemente alimentando el programa con personas que quisieran participar.

No sé si es mejor o peor la metodología. Desde que volvimos con el programa han terminado sólo 3 la beca y varios han fallado. Pero me quedo con aquellos que llegaron al final. Decido quedarme con esos que lo lograron.

Un ejercicio de confianza

Para mi esto es un ejercicio de confianza. Y la confianza no puede tener condiciones. Uno se entrega al proceso con las expectativas de que las cosas funcionen. Sé que mucho del programa no depende de nosotros pero decido creer en la personas. Es cierto que muchos nos van a decepcionar. No van a aprovechar la oportunidad o simplemente no lo van a lograr.

Pero están aquellos que si lo hacen, están los que valoran la oportunidad y tratan de sacar lo mejor de ella. Aquellos que nos inspiran realmente y nos muestran que sí se puede, que lo que hacemos puede cambiar vidas y que puede ser un primer paso para algo más hermoso.

Decido quedarme con los que sí lo logran y veo el proceso como lo lindo de todo esto. No se trata de cuantos lo intenten, se trata de aquel que lo logra. Si ya uno lo logra, todo el proceso valió la pena.

Gracias a los becados que lograron terminar su proceso. Gracias por valorar nuestro trabajo pero gracias, por sobre todo, por valorar sus vidas.

Yo por mi lado me comprometo a seguir confiando, sin importar el resultado.

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